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Periodoncia

 

 

 

 

 

El periodonto está formado por los tejidos que protegen, rodean y sirven de soporte y retención a los dientes: encía, hueso alveolar, ligamento periodontal y cemento radicular. En esta zona se desarrollan enfermedades, que hay que detectar y tratar, producidas por la acumulación de placa bacteriana y sarro en el cuello de los dientes, la línea de la encía (gingivitis) y por debajo de esta última (periodontitis).

La acumulación de bacterias en la encía produce una reacción inflamatoria gingival llamada gingivitis. La gingivitis se caracteriza por ser una entidad de carácter reversible, pero si no se trata eliminando las bacterias, puede ser que esta patología se transforme en periodontitis. La periodontitis se diferencia básicamente de la gingivitis por la presencia de pérdida ósea. El origen del paso a esta pérdida puede ser por un aumento de la virulencia de las bacterias, por una disminución de las defensas del huésped, por estrés… entre otros razones. Así pues, la periodontitis es una infección producida por bacterias y modificada por factores ligados al huésped y al medio ambiente.

La causa principal de la inflamación es la placa bacteriana, junto a factores predisponentes y otros desencadenantes, tales como el cálculo (sarro) , restauraciones defectuosas, complicaciones por tratamientos de ortodoncia, consumo de tabaco y otros.

Para solucionar la gingivitis, el tratamiento periodontal básico consiste en la realización de una limpieza de boca para eliminar la placa bacteriana y el sarro. También se realiza una función educacional explicando al paciente los criterios necesarios de higiene bucal para que no vuelva a aparecer la gingivitis. En general todas las personas deberían ir a la consulta del odontólogo para que se les realice una limpieza de boca al menos una vez al año.

En las fases más incipientes de esta enfermedad el tratamiento es un raspado y alisado, con el que se actúa sobre la raíz del diente y se elimina la placa bacteriana y el sarro de las bolsas periodontales. Sin embargo, si la enfermedad está avanzada podría ser necesario practicar una cirugía periodontal para conseguir este objetivo y, de ser necesario, utilizar técnicas para regenerar el hueso que se haya perdido.

Por lo tanto, la mejor forma de prevenir la enfermedad periodontal y la necesidad de someterse a técnicas de periodoncia es mantener una correcta higiene bucal mediante la utilización de un cepillo, hilo dental o cepillos interdentales, además de un dentífrico adecuado, colutorio y otros productos antisépticos que ayuden a controlar la proliferación de bacterias en la boca.